El frío industrial, el mejor aliado para el almacén de los supermercados

La alimentación es una de las claves de la vida. Es clave en el desarrollo de una persona, puesto que de lo que coma va a depender su crecimiento, y también es fundamental para que tengamos la oportunidad de disfrutar al máximo. ¿O es que un fin de semana sería lo mismo si no cenáramos ese menú que tanto nos gusta y que hemos esperado con ansia durante toda la semana? Comer es importante para cuidarse y para disfrutar y ese es motivo más que de sobra para tomarse en serio una cuestión como esta. Pocas cosas van a tener más relevancia que esta.

Teniendo esto en cuenta, parece lógico pensar que la mayoría de la gente va a cuidar de lo que come. Y lo cierto es que cada vez se mira más. No cabe la menor duda de que hay una serie de productos que son fundamentales para conseguir un estado de salud y un desarrollo que sea óptimo. Los productos frescos son de los mejores ejemplos que podemos poner para ello. La carne es idónea para ello, pero nadie se tiene que olvidar del pescado o de la fruta. Todos aportan nutrientes que el cuerpo va a demandar para encontrarse en plena forma y a tope de energía.

Sabiendo como sé que la alimentación es de una enorme relevancia, y teniendo experiencia en la materia, empecé a pensar en darle vida a un proyecto empresarial en este sector. Durante algunos años, trabajé como encargado en un supermercado de mi ciudad, así que conocía los procesos y todo lo que tenía que ver con los mismos. También sabía que podía ser un negocio rentable porque, a fin de cuentas, la gente tiene que comer y porque, si hacemos bien nuestro trabajo, va a confiar en nosotros. Siempre valoramos a esos establecimientos que nos proporcionan la alimentación que queremos. La verdad es que no es para menos.

Ese proyecto empresarial del que estaba hablando no era otro que la apertura de un supermercado. Tenía en mente empezar con un único establecimiento para después, si las cosas iban bien, continuar creciendo. Sabía que no iba a ser fácil, pero también era consciente de que, si trabajaba con dedicación y compromiso, las cosas me podían salir muy bien. Por tanto, me puse manos a la obra para intentar sacar ese proyecto adelante y pronto mis esfuerzos empezaron a dar resultados de lo más positivos. Tanto fue así que, en apenas un par de años, ya disponía de cuatro o cinco tiendas repartidas por toda la comarca.

Cuando comencé a tener varias superficies y continuó creciendo el negocio, empecé a valorar la posibilidad de disponer de unas instalaciones centrales en las que gestionar todo lo que era necesario para que la operativa de todos los supermercados fuese la correcta. Por un lado, necesitaba un espacio de oficinas en el que integrar todos los procesos de administración, contabilidad o finanzas, entre otros. Pero empezaba a ser necesario que también apostara por un almacén central que se ubicara allí mismo y desde el cual poder servir, a través de una flota de camiones o furgonetas, a todas las tiendas de los productos que necesitan a lo largo del día a día.

Ni que decir tiene que tomar una decisión al respecto de este tema era importante para nuestros intereses. Hasta ese momento, lo que hacíamos era realizar las compras de manera presencial e ir distribuyendo nosotros mismos por cada supermercado. Eso implicaba mucho trabajo y que, a veces, los productos frescos no llegaran todo lo bien que se requería. Necesitábamos darle una vuelta a todo esto y no cabía duda de que la instalación de un almacén para los productos perecederos y los no perecederos era fundamental. Esto marcaría un antes y un después, pero claro, teníamos que levantar unas instalaciones que fueran de calidad y que, además, nos permitieran seguir creciendo si es que lo precisábamos.

Hay algo que es fundamental cuando dispones de un almacén a través del cual distribuyes alimentos perecederos y no perecederos a los supermercados: el frío. Si no cuentas con él, lo más probable es que la calidad de productos como la carne o el pescado no sea la misma. Y debemos recordar que mucha gente elige a su supermercado de referencia precisamente por ese tipo de productos. Este fue el motivo por el que, en el seno de mi negocio, decidimos no escatimar en la instalación de frío industrial. Nos decantamos por Frimavi porque disponían de sistemas de monitoreo a través de los que podríamos comprobar que la cadena de frío no se perdiera en ningún momento. Y, además, también garantizaban un trabajo con las tecnologías más avanzadas y los estándares más exigentes en cuanto a lo que tenía que ver con la seguridad alimentaria, algo que nos interesaba muchísimo a causa de nuestra actividad.

La verdad es que los resultados no tardaron en llegar. Una vez que se finalizó la instalación de todos los sistemas, pudimos empezar a operar como un almacén centralizado parecido al que tienen las grandes compañías. Adquirimos también una pequeña flota de vehículos y empezamos a montar una cadena logística que estaba mucho más organizada que la que teníamos antes. Los productos iban a llegar, gracias a eso, en mejores condiciones a las tiendas y era evidente que eso nos podría ayudar a fidelizar a muchos más clientes de los que ya teníamos. Era un paso hacia delante en la vida del negocio y no podíamos dejar escapar una oportunidad así.

La verdad es que nos ha ido bien con este cambio. La clientela empezó a crecer y, gracias a eso, adquirimos el capital suficiente como para seguir invirtiendo en nuevas tiendas. Así, conseguimos llegar primero a la decena de establecimientos y más tarde a la veintena. Así es como empiezan a forjarse las grandes historias empresariales, con un cambio que marca un antes y un después y que, desde luego, lleva la empresa al siguiente nivel. Contar con los últimos avances en materia de tecnología es algo que, sin duda, siempre es interesante y que recomendamos a cualquier emprendedor, con independencia del sector y tamaño con el que cuente su negocio.

Teniendo en cuenta la importancia que le damos en España a la carne, es lógico que hayamos tenido la oportunidad de sacarle rédito a estos productos gracias a su cuidado, a su mantenimiento en condiciones óptimas desde que se obtiene hasta que llega a la tienda y el cliente lo consume. En una información publicada en la página web del diario La Vanguardia, se comenta que los españoles consumimos 50 kilos de carne por persona al año, una cifra que es superior a la que consume la media. Este es un patrón que se viene repitiendo con el paso de los años y que, sin duda, se va a continuar repitiendo con independencia de los años que pasen.

Un sector estratégico en la economía de cualquier país

El de la alimentación es uno de los sectores de referencia en cualquier economía que se precie. Estamos hablando de una actividad que emplea a miles y miles de personas en todas las zonas y regiones, así que todo lo que implique que funcione correctamente es una ventaja sustancial tanto para las empresas que lo componen como para la sociedad en su conjunto, puesto que de ese modo podrá obtener productos a precios más competitivos. Por tanto, las autoridades tienen que hacer posible que todas las empresas, tanto los propios productores como los que conformamos los supermercados, tengamos facilidades para practicar la actividad a través de la cual nos ganamos la vida día a día.

En una información publicada en la página web Randstad se hace un análisis acerca de cuál era la situación de la industria de la alimentación en España durante los años 2022 y 2023. La verdad es que se calificaba el contexto como esperanzador. Tanto es así que, en el primer trimestre de 2024, después de haber concluido los dos años de los que estábamos hablando previamente, esa industria empleaba a unas 550.000 personas, una cifra muy interesante y que deja claro que esta actividad es una de las más importantes de todas cuantas existen en una economía. Todo lo que sea incentivarla es una buena noticia para todas las personas que viven en la zona de la que estemos hablando.

En España, disponemos de una buena estructura alimentaria y esa es una verdadera suerte. Cuando más produzcamos, menores van a ser los costes de la mayoría de los alimentos. Esa es una enorme ventaja para las personas que van a hacer las veces de consumidor final. Y es que todos y todas queremos comer productos de calidad, por supuesto, pero también estamos muy pendientes del precio. Es lógico y es algo que no va a cambiar. El deber de todos los profesionales de la alimentación es ser capaces de ofrecerle lo mejor… al mejor precio posible. Y en eso estamos trabajando con denuedo.

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