El aislamiento de tu hogar cuida el medioambiente.

Como en casa en ningún sitio

Cuando termina el verano ya estamos pensando en preparar la casa para el invierno. Revisar o mejorar el aislamiento de nuestra vivienda es una de las tareas que debemos efectuar. Nos permitirá pasar un invierno más confortable, ahorraremos dinero y protegeremos el medioambiente.

En invierno, el confort es una de nuestras prioridades. El tiempo que pasemos en casa queremos estar calientes y cómodos. No es agradable acostarnos con dos mantas y un edredón encima, como si viviéramos en Siberia. Ni tener que echarnos una mantilla sobre las piernas cuando nos sentamos en el sofá a ver la televisión.

Queremos que toda la casa esté caldeada. Esto, en ocasiones, supone gastarse bastante dinero en calefacción. Los recibos de luz y gas aumentan considerablemente. Ya lo tenemos asumido. Pero, ¿es normal que suban tanto? Si esto nos sucede es porque probablemente tengamos un problema de aislamiento térmico en el hogar. Grietas por donde se escapa el calor de casa y entra el frío de la calle. Paredes y techos mal aislados.

Como consecuencia de esto, tenemos que tener encendida la calefacción a pleno rendimiento gran parte del día para estar cómodos en casa. Si nuestra vivienda estuviera bien aislada, con ese nivel de potencia en el que tenemos encendida la calefacción, nos estaríamos asando.

Todo ello, sin olvidar el despilfarro que esto implica. A nadie nos sobra el dinero, y menos para estar regalándoselo con tal alegría a las empresas energéticas.

Pero, además, si aislamos nuestra vivienda, protegemos el medioambiente. Adoptamos una posición responsable respecto al planeta. Lo iremos viendo a lo largo del artículo. Con un buen aislamiento del hogar, son todo ventajas.

Comodidad y ahorro van unidos.

Algunas personas evitan reforzar el aislamiento de su hogar para no meterse en obras. Por la incomodidad que esto representa y, principalmente, por el dinero que les va a suponer.

Los trabajos que efectuemos para mejorar el aislamiento de la casa debemos verlos como una inversión. Una inversión bien rentable. La página web de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) aclara que, de media, una casa bien aislada térmicamente, ahorra cada año unos 1.000 € en recibos energéticos a sus habitantes.

Debemos tener en cuenta que el 42% del gasto energético de un hogar se destina a la climatización. Se calcula que el 87% de las viviendas de nuestro país no son eficientes energéticamente. Es decir, tienen un gasto energético que no es sostenible. La razón principal de este problema es el envejecimiento del parking de viviendas nacional. Más de la mitad de las viviendas que hay en nuestro país tienen más de 30 años de antigüedad.

En la época en la que fueron construidas no existían materiales ni elementos de construcción tan eficientes como los que hay hoy en día. Esto hace que sea normal que haya fugas de calor en una vivienda.

Aislar térmicamente un piso de unos 90 metros cuadrados sale, de media, 11.000 euros. Si no recibiéramos ninguna ayuda, con el ahorro que nos produce, en 11 años amortizaríamos completamente la inversión.

En estos momentos tenemos la ventaja de que muchas de las obras de aislamiento están subvencionadas con dinero público. Las administraciones públicas nos pueden financiar entre un 30 y un 80% de la reforma.

Programas como el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se prorrogan año a año. Con ayudas gestionadas por las comunidades autónomas. La eficiencia energética se ha convertido en una de las prioridades de la Unión Europea y no escatima recursos para avanzar en este camino.

Consulta la web de tu comunidad autónoma e infórmate de qué ayudas puedes recibir en este sentido.

Cosas que puedes hacer para mejorar el aislamiento de tu hogar.

Desde luego, hay una serie de cosas que puedes hacer para conseguir que tu casa esté mejor aislada térmicamente. Estas son las dos más habituales:

  • Colocar ventanas de PVC. Cambiar tus ventanas antiguas por unas nuevas de PVC es una de las acciones que más se están realizando estos últimos años. El PVC es uno de los materiales más aislantes que se utilizan en la construcción. El perfil de una ventana de este tipo actúa como una barrera que separa radicalmente la temperatura que hay en el interior de la casa de la que se da en el exterior. El PVC es 1.000 veces más aislante que el aluminio. La eficiencia de una ventana de aluminio radica en la Rotura de Puente Térmico (R.P.T.), un relleno de material aislante que se coloca en algunas cámaras internas del perfil. Las antiguas ventanas de madera son bastante aislantes, pero tienden a deteriorarse con el sol, el frío y la humedad, dando lugar a fisuras y grietas por donde se escapa el calor.
  • Aislar paredes y techos. El blog del portal inmobiliario Idealista nos cuenta que podemos aislar nuestra vivienda desde el interior. Para eso deberíamos sustituir el aislamiento original de la vivienda, situados en las cámaras huecas que encontramos entre paredes y techos, en el caso de que estuviera deteriorado. O colocar un aislamiento en el caso de que no lo tuvieran. La mejor manera de saber si nuestra casa necesita un mayor aislamiento térmico es solicitar un certificado energético a un equipo de ingenieros. Si el resultado del informe es negativo, probablemente necesitaremos reforzarlo. Hoy en día se utilizan diferentes materiales para aislar paredes y techos; desde la lana de roca o la lana de vidrio (que además refuerza el aislamiento acústico) hasta materiales naturales biodegradables como el corcho, los pélets de madera o las virutas de celulosa. El problema de estos aislamientos es que suelen requerir obra.

Aislamiento sin obra.

Los técnicos de Crearsur, una empresa de reformas integrales de Granada con más de 15 años de experiencia, con un gran conocimiento en el asunto del aislamiento térmico y acústico, nos hablan de un novedoso sistema de aislamiento sin efectuar obras, se trata del aislamiento insuflado o inyectado.

Una vez localizada la cámara de aire que necesitamos reforzar, se hace un pequeño orificio en la pared o en el techo, y se coloca una manguera conectada a una máquina neumática, que impulsa a presión el material aislante, haciendo que se disperse por toda la superficie que necesitamos aislar.

Con este sistema se pueden rellenar las cámaras vacías que están entre los tabiques, en las paredes internas, en los techos y en las paredes externas. Sí, porque los muros externos de las casas también deben estar aislados para impedir que la temperatura del exterior penetre en el interior de la vivienda.

Para realizar este procedimiento, como ya hemos dicho, basta con abrir un pequeño boquete, más o menos de la misma superficie que el diámetro de la manguera, para insuflar el aislante Terminado el trabajo, el agujero se cierra.

Nada que ver con los cambios de aislamiento tradicionales en los que había que tirar el tabique o el techo, colocar las balas o la manta de aislamiento y reconstruir la superficie derribada.

Con esta sencilla operación, el aislamiento de la vivienda cambia radicalmente. Los efectos se perciben desde el primer momento. El usuario nota que no necesita tener la calefacción tan alta para sentirse a gusto en casa.

Protegiendo el medioambiente.   

¿Por qué decimos que mejorando el aislamiento térmico de una vivienda se protege el planeta? La respuesta es sencilla. Reducimos el consumo energético y, por tanto, disminuye el uso de hidrocarburos.

El 31,7% de la electricidad que se produce en nuestro país procede de la quema de hidrocarburos, principalmente de gas natural. Muchas centrales térmicas continúan utilizando carbón para producir electricidad.

La producción de electricidad por este sistema es una de las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Además de CO₂, con este sistema se vierte al aire: metano, óxido nitroso, óxido de azufre y óxidos de nitrógeno.

La producción de electricidad por fuentes que no son renovables, no solo incide en el cambio climático, sino que es perjudicial para la salud humana. Tanto en cuanto, contamina el aire que respiramos.

Las centrales eléctricas tradicionales suelen requerir grandes cantidades de agua para alcanzar su enfriamiento. Aguas, que a menudo vuelven a los acuíferos total o parcialmente contaminadas.

Las centrales térmicas generan, a su vez, residuos tóxicos como cenizas en suspensión, restos de la quema de carbón y concentraciones de metales pesados como el mercurio, el arsénico y el plomo, que son nocivos para los ecosistemas.

Aunque se está intentando disminuir, la producción de electricidad mediante la quema de hidrocarburos continúa siendo la principal fuente de electricidad en el mundo y, por supuesto, en España.

Se hace así, además de por la dependencia que tenemos respecto a los hidrocarburos, porque este sistema asegura una producción continua de electricidad, que no depende de otros factores que no controla el hombre como la fuerza del viento, la intensidad de la luz solar o la dirección de las mareas.

Por esta razón, cualquier medida que vaya destinada a reducir el consumo energético en los hogares, contribuye a cuidar el planeta y a reducir la emisión de gases invernadero. Es nuestro pequeño granito de arena.

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