¿Cómo afecta la vida moderna a la salud dental?

Dolor de muelas

El estilo de vida tan ajetreado que llevamos en los tiempos actuales se resiente en nuestra salud dental. El estrés, la comida basura y el sedentarismo dejan huella en el estado de nuestros dientes y nuestras encías.

El estrés, el mal de nuestro tiempo, merma nuestro sistema inmunológico. Al tener el cuerpo en tensión durante periodos prolongados de tiempo, bajan las defensas. También lo hacen las de nuestra boca. Dejando las encías y los dientes desprotegidos a merced de la acción de las bacterias.

Cuando estamos bajo los efectos del estrés, no descansamos bien. Por lo que nuestro cuerpo no termina de recuperarse. Tampoco lo hace la boca, que no logra alcanzar el equilibrio inmunológico adecuado para hacer frente a los agentes patógenos.

La rapidez con la que queremos abordar todos nuestros compromisos de la vida diaria nos resta tiempo para el autocuidado. No descansamos lo suficiente. Comemos rápido y de cualquier manera. Y aunque es cierto que muchos estamos acostumbrados a cepillarnos los dientes entre dos y tres veces al día, no le dedicamos el esmero suficiente para hacerlo bien. Nos cepillamos los dientes como si nos laváramos las manos.

El tabaquismo y el consumo habitual de alcohol y de café son hábitos extendidos en la actualidad que no benefician a nuestra salud bucal. Estas sustancias crean un ambiente turbio en la boca que favorece la acción de las bacterias.

El tabaco, por ejemplo, reduce la producción de saliva, una sustancia que funciona como reguladora del ecosistema bucal. Por otro lado, entorpece el riego sanguíneo, lo que impide que la sangre aporte anticuerpos para frenar la acción de la placa bacteriana.

Por suerte, todos estos efectos se pueden contrarrestar. Más adelante te diremos como. Ahora me quiero centrar en las dolencias bucales derivadas del estilo de vida moderno.

El bruxismo.

En el número de febrero del 2020 de la revista digital que edita Z.M. Centro de Odontología Avanzada, una clínica dental de la provincia de Toledo con más de 25 años de experiencia, ya señalaba que el estrés es una de las causas principales del bruxismo.

El bruxismo es un movimiento reflejo involuntario que se traduce en el rechinar de dientes. En frotar de manera compulsiva los dientes de una arcada contra los de la otra. En muchas ocasiones ni tan siquiera somos conscientes de que lo hacemos.

Es el bruxismo nocturno. Ataques de bruxismo que se producen mientras dormimos. Sus efectos son un desgaste anormal de la dentadura, que puede producir fisuras en los dientes, dolor mandibular e inflamación de las encías.

Esta enfermedad deja un patrón de desgaste dental característico. Unos signos que cualquier odontólogo puede interpretar solo con hacernos la revisión rutinaria.

Para combatir el bruxismo se utilizan las férulas de descarga. Protectores plásticos hechos a medida de la dentadura del paciente, que el usuario se pone por las noches y se los quita al levantarse a la mañana siguiente, y que protegen los dientes del efecto de los movimientos de fricción.

Digamos que esta es una medida que combate los síntomas, pero cada vez hay más odontólogos que coinciden en señalar que llevar una vida más relajada contribuye, en muchos casos, a que el bruxismo desaparezca definitivamente.

Gingivitis y periodontitis.

La gingivitis y la periodontitis son las dos enfermedades infecciosas de las encías más características. La gingivitis consiste en una infección bacteriana del tejido gingival. La parte superior de la encía que recubre el diente emergido.

La periodontis es la evolución de una gingivitis no curada. Esta es una enfermedad más agresiva. En este caso, las bacterias han conseguido penetrar en el interior de la encía y van formando bolsas de placa bacteriana entre la encía y la superficie emergida del diente. Infectando la encía por dentro y erosionando el diente y el hueso alveolar que lo sujeta. Uno de los efectos más habituales de la periodontitis en estado avanzado es la caída de los dientes.

Un artículo publicado en la revista Womens Health afirma que el estrés produce gingivitis. En muchos casos la gingivitis es una respuesta de las encías a los estados de ansiedad.

Las hormonas asociadas al estrés provocan una disminución de las defensas. Esto hace que la placa bacteriana se concentre en la línea que separa la encía del diente. Y que la encía empleé los recursos que tiene dispones para intentar combatir a la acción de las bacterias. Esto conduce a una inflamación de las encías, que las vuelven sensibles a acciones rutinarias como el cepillado.

Cuando la placa bacteriana se introduce en el interior de la encía, porque ha logrado abrir una brecha en el tejido gingival, suele cerrar la entrada con sarro. El sarro es una costra formada por placa bacteriana y restos de comida que no se puede eliminar con el cepillado común. Por lo que tenemos que someternos a una limpieza profesional para retirarlo.

Halitosis.

El mal aliento, aliento fuerte o halitosis, aunque no en todos los casos, también está relacionado con el estilo de vida que llevamos.

Se dice que la causa más frecuente de la halitosis es una deficiente higiene bucal, pero se sabe que ciertos hábitos bastante extendidos en la actualidad contribuyen a que se desarrolle.

Estamos hablando del tabaquismo, el alcoholismo, el consumo excesivo de café y la toma de complementos vitamínicos en grandes dosis. Cualquiera de estos hábitos, por sí solo, puede hacer que tengamos un aliento pestilente.

El problema de la halitosis, aparte de que resulta desagradable, es que es un síntoma de que padecemos alguna infección o enfermedad.

Sabemos que una gingivitis aguda, necrosangrante produce mal aliento. También lo hace una periodontitis avanzada que está infectando los tejidos blandos del interior de la boca.

Otras enfermedades que no están relacionadas directamente con la boca producen mal aliento, como la Enfermedad de Reflujo Gastroesofágico (ERGE), la insuficiencia renal aguda, la cirrosis, la sinusitis, etc.

Estas enfermedades tienen un efecto negativo sobre la boca, ya que vierten en ella fluidos cargados de patógenos y bacterias que pueden provocar caries y enfermedades periodontales.

El sedentarismo y la salud bucal.

Un artículo publicado en el periódico Mallorca Diario se hace eco del estudio que realizó la Escuela Universitaria ADEMA en el 2024, que situaba al sedentarismo como una de las principales causas de enfermedades dentales, principalmente, caries.

El estudio analizó una muestra de 468 jóvenes y fijó una relación directa entre sus hábitos de vida, el I.M.C. (Índice de Masa Corporal) y la presencia de caries.

Los jóvenes que pasaban mucho tiempo delante de dispositivos electrónicos, solían presentar I.M.C. altos, tendentes al sobrepeso, que se correspondían con una mayor proporción de caries.

Se vio como estos jóvenes, aparte de hacer menos ejercicio, tenían tendencia a consumir snacks entre horas, bebidas azucaradas y comida rica en grasas saturadas.

Comer entre horas y beber refrescos con asiduidad aumenta la placa bacteriana, sobre todo porque consumimos azúcar y grasa que fomentan la reproducción de las bacterias. Al mismo tiempo, al no contrarrestar esa ingesta con una sesión de limpieza bucal, como haríamos con un cepillado de dientes después de comer, se le da tiempo a que las bacterias actúen con libertad.

Si a eso le sumamos la falta de ejercicio, esto hace que la circulación de la sangre sea más lenta y, por tanto, que suministre a las células de la boca menos elementos para combatir la acción bacteriana de lo que necesitarían.

El estudio se realizó sobre población adolescente, pero si leemos su descripción podemos percibir comportamientos que se dan a un nivel u otro entre la población adulta.

Algunos consejos para mejorar la salud bucodental en los tiempos actuales.

Estos problemas de los que hemos hablado no son una maldición bíblica. No son inevitables. Podemos solucionarlos o prevenirlos si ponemos un poco de nuestra parte. Estos son algunos consejos para mejorar la salud de nuestra boca en los tiempos actuales.

  • Cepillarse los dientes al menos dos veces al día.
  • Usar hilo dental en una de las dos sesiones de limpieza diaria.
  • Reducir el consumo de azúcares y alimentos ultraprocesados, especialmente entre horas.
  • Beber suficiente agua como para mantener una buena producción de saliva.
  • No fumar.
  • Evitar el consumo excesivo de alcohol.
  • Acudir al dentista al menos una vez al año para hacernos las revisiones periódicas.
  • Someternos a limpiezas bucales profesionales.
  • Controlar el estrés mediante técnicas de relajación o terapia.
  • Practicar ejercicio físico al menos durante 60 minutos diarios.
  • Evitar morderse las uñas o morder con los dientes los bolígrafos, herramientas, etc.
  • Seguir una dieta equilibrada, rica en calcio, fósforo y vitaminas A, C y D.
  • Utilizar férula de descarga si se sufre bruxismo nocturno.

Gran parte de estos consejos son de sentido común, y no es complicado integrarlos en nuestra vida. Quizás, algunos de ellos, como dejar el tabaco, pueden costarnos un poco más si somos fumadores habituales. Pero son cambios que nuestra salud agradecerá.

Con un estilo de vida activo y saludable mejoraremos nuestra salud en general y, por supuesto, el estado de nuestros dientes y encías.

 

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